2010-06-18 19:24
La
iteración es la base de la selección natural, pero no sería nada sin la selección del más adecuado, que es algo que en el antiguo imperio otomano llevaban a rajatabla. Cuando ascendía un sultán al trono se cargaba a todos sus hermanos, no sea que les entrara un ataque de sultanitis y quisieran hacer la viceversa. Mejor hacerlo mientras no pueden reaccionar, que luego ya cuando sea más tarde, que un golpe palaciego sale fácilmente por siete docenas de jenízaros.
En tiempos más ilustrados y menos jenízaros no se cargaban a los herederos más directos, los metían en las
kafes o jaulas, como a periquitos, hasta que llegaba el feliz momento de ascender al trono. Lo que daba lugar a síntesis biográficas según la misma fórmula: en las jaulas durante x años y luego dos en el trono; falleció por un empacho de plomo.
Forma de fallecer esta última, indudablemente mejor que la muerte del malogrado
Osmán II, que murió por aplastamiento de testículos. Sí, duele.
Etiquetas: pánico a una muerte ridícula, evolución darwinio-otomana, desgracias turcas