2010-07-02 17:07
Por cierto, que no sé si
sustituirían a Pedro en el Madrid-Barça. Mi hija estaba al teléfono en los primeros compases del partido y me dijo que
Xabi Alonso le había metido una patada. Eso no se hace, está muy feo, como lo está escribir en una libreta mientras la azafata te alarga un vaso de agua.
Todavía en la ignorancia sobre el resultado del partido a las siete y cuarto de la mañana, ataco el cruasán. En la T4 será inevitable conocerlo, pero ahora me toca jugar al juego de
adivinar en dónde diablos estamos sin Google Maps. Ciudad con forma de escorpión en el Peloponeso, separada por un promontorio que se adentra en el mar de otra ciudad, en una bahía semicircular protegida...
Dormir. En los partidos suele avanzarse hacia el punto de gol por las bandas, igual que sucede en la
avenida Istiqlal, donde separados por la vía del tranvía y a veces de forma precaria por el mismo tranvía, las multitudes suben por la derecha (en dirección a Taksim) y bajan por la izquierda. Si el menudeo de gente fuera inferior y el paso menos acompasado, podríamos hablar de tontódromo, tradición mediterránea acendrada, pero tal como funciona, parecían más bien maniobras militares. Sensación acentuada por las hogueras proyectadas sobre las ventanas de la embajada griega, no sabemos si en plan instalación artística gafapasta o en plan mala leche recordando recordando
los disturbios del 55.
Las manifestaciones se distinguen porque llevan pancartas y chillan algo más, pero tampoco es que creen una gran perturbación. Ni los fans del
Besiktas, equipo de camiseta blanca, como el Madrid. Pero eso fue la noche antes del partido. Habría necesitado a un conejito adivinador del porvenir para saber cuál sería el resultado del partido, porque todavía no había empezado.
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