2010-08-02 10:54
Me gusta
leer sobre
los sitios a donde voy, sólo que rara vez consigo acabar el libro
antes de llegar al sitio; sustituyo así la anticipación o la idea previa con la rememoración y la explicación
a posteriori de lo experimentado.
De hecho, comencé a leerme
este libro en el metro en Barcelona, con las primeras declaraciones de Javier Miranda sobre el caso que le da título acompañándome por debajo de la Rambla de Catalunya, la calle Casp y otras en donde se desarrolla la acción.
La premisa es simple: una
búsqueda de quién mató al susodicho Savolta, dueño de una fábrica de armas, otros socios de la misma y un periodista anarca llamado Pajarito de Soto, con cuya mujer, Teresa, el propio Javier Miranda mantenía una relación.
Pero a partir de esa premisa, la primera parte tiene una estructura curiosa, intercalando narraciones en primera persona del propio Miranda con declaraciones ante un juez americano y declaraciones de las personas implicadas en el caso. En esa parte aparecen todos los personajes de la trama: el comisario Vázquez de la brigada social, encargado de investigar el asesinato de Pajarito de Soto y el resto, los trabajadores y el jefe del bufete donde trabaja Miranda, Lepprince, la presencia maquiavélica que maneja los hilos de la empresa Savolta y María Coral, una acróbata gitana que aparece como un torbellino en las vidas de Miranda y Lepprince.
A veces las grandes novelas se ven en la calidad de los secundarios y en eso ésta tiene grandes aciertos pero también algunos fallos. Cortabanyes se comporta de forma muy diferente en la primera y segunda parte; el sargento Totorno revela una personalidad acomodaticia pero curiosa, y Teresa está totalmente desaprovechada; aparece y desaparece como por arte de magia. Por otro lado Max, María Coral, incluso la Doloretas, te dibujan un fresco de la Barcelona que de tabernas y ateneos, que comenzaba a vivir cuando las gentes de bien se iban a la cama, y que no solamente es desconocida para la mayor parte del público, sino que ni siquiera se puede conocer.
La novela en sí es la primera de
Eduardo Mendoza, escrita en el 75, y aunque la impresión general es buena, la diferencia entre la primera y segunda parte indica una cierta falta de madurez. Aún así, como casi todas las novelas de Mendoza, es de lo mejor que se puede leer sobre Barcelona, y supera a los
bestsellers que sobre ella se han escrito. Démosle pues cuatro estrellas.
Y siendo un clásico no es de extrañar que haya reseñas, aunque más de la película que de la novela en sí.
Sin Traje y Con Barba lo enmarca dentro de la historia de los movimientos obreros, apreciando su valor como documento;
El Hojeador hace una reseña breve y resalta la historia de amor (que a mi, la verdad, me pareció poco creíble) y
La Lengua destaca el sentido del humor, que se nota sobre todo en la primera parte, pero mucho menos en la segunda.
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