2010-08-23 11:13
La última estrofa es la de la despedida, aunque a Barcelona siempre se vuelve; si
Dios quiere, nos encontraremos de nuevo algún día. Porque siempre queda por ver algo:
las laderas del Tibidabo, la horchatería de barrio, los
calçots en temporada, o la gente.
Y es que la gente es la esencia de esa
Barcelona golfa, la que la gente buscaba antes de las olimpiadas y que sin duda seguirá buscando. Porque también la gente aquí tiene su peculiaridad; dejando de lado los turistas, tenemos a los punkis reivindicativos, a las damas de la alta o baja sociedad igualmente arregladas para pasear con garbo por la calle, los lobos de mar retirados con camiseta y gorra marinera, los vigoréxicos que se atreven con las tres de la tarde en pleno agosto, y la gente que duerme. En Barcelona se duerme mucho en la calle. Y se bebe. Se bebe
Damm o agua en alguna de sus múltiples fuentes, todo un alivio para el turista. Fuentes que también se pueden ir descubriendo.
Porque al final, Barcelona es más que una ciudad; contiene mundos, y muchos de ellos están todavía por descubrir. Dejaremos algunos para la próxima visita.
Etiquetas: barcelona golfa, comiendo, bebiendo, y lo otro también, pero no vamos a hablar de ello