2010-08-31 19:55
Todas las ciudades de cierta entidad tienen una voz que se manifiesta en forma de zumbido. Puede ser más agudo o más grave, más irregular o más monótono, pero todas lo tienen. Quizás sea la
manifestación del alma, pero lo que está claro es que ese zumbido es un síntoma de una actividad incesante. Sobre todo tráfico, pero también gente y los propios sonidos de la ciudad: los pájaros que se alojan en los árboles, los chasquidos de los semáforos al cambiar, el rumor del río o del romper de las olas del mar.
Buscar tu sitio en esa ciudad es, a veces, una labor de identificación y búsqueda de ese zumbido; porque ni se oye en todos sitios ni tienen la misma intensidad. A veces puede ser tan intenso que se convierte en insoportable, pero hay una zona intermedia en el que es un zumbido que arrulla, sobre todo cuando ha empezado ya a formar parte de la banda sonora de tu vida.
No siempre se va buscando el zumbido; a veces se evita. Nosotros lo hemos ido buscando y, finalmente, creo que lo hemos encontrado. A partir de aquí, de este momento, no creo que nos movamos, por lo menos hasta que pasen unos 15 o 20 años, que será lo que tardemos en desempaquetar las cajas de la actual mudanza.