2010-09-21 08:13
En unas
declaraciones para Time a cuenta de su último libro,
William Gibson habla de cómo la cultura, en forma de códigos de conducta, aparece codificada en los objetos de uso habitual;
... creo que estamos viendo [en ellos] un código cultural
Normalmente uno nada por ese código cultural como pez en el agua, y no se da cuenta; pero un cambio de aires lo hace inmediatamente patente.
Las casas, por ejemplo, donde vive la gente, son una plasmación de ese código cultural, y codifican desde el tamaño de la familia hasta las interacciones de la misma. Si tienes una familia un poco más grande de lo normal te va a ser complicado encontrar una casa que se te ajuste, y si la encuentras va a resultar más cara de lo habitual. Una vez en la casa, por otro lado el tamaño, los revestimientos, la propia grifería te impondrán una conducta determinada: podrás beber del grifo o necesitarás vaso, la cocina estará cerca de otra habitación destinada a la comida o será suficientemente grande para que se coma en ella, tendrás un balcón grande para tender o pequeño sólo para sentarte, una puerta o dos puertas...
O las persianas. En la mayoría de los países al norte de los Pirineos evitan las persianas como los gatos escaldados el agua fría. El mensaje que transmiten está claro: levántate con el sol, gandul, que no son horas de estar tumbado sin hacer nada.
Hasta un libro te impone un código de conducta; un pulp te está diciendo "léeme en cualquier sitio y luego tírame", pero uno gordo de pastas duras te dice "necesitas las dos manos, no me puedes leer de pie; cuídame, por eso tengo un papel encima de la portada, tendrás que guardarme cuando termines y si no me cuidas la solapa reflejará lo que hayas hecho conmigo".
Alguien habló en twitter el otro día de cómo la gente en el metro forraba los libros; hasta eso es un código cultural, un interfaz social que dice o "no te importa lo que esté leyendo" o "soy una persona que cuida los libros que le prestan, por eso los forro". El que el mensaje sea ambiguo no impide que en ese uso cotidiano de los objetos esté codificada una cultura, una forma de hacer las cosas determinada.
Gibson dice que los objetos nos transforman a nosotros tanto como nosotros les damos forma, y es cierto, sólo que uno de los procesos es consciente, y el otro, la mayor parte del tiempo, inconsciente.