2010-10-12 17:26
Ya
sabéis que estuve
presentandotratando de presentar mi novela lujoyglamour.net en la
Hispacon. Ya estoy en el aeropuerto, esperando un vuelo retrasado que me devuelva a Granada, y como es la primera vez que estoy en tal evento, os voy a dar mi impresión.
Para empezar, en dos palabras: me ha decepcionado un poco.
Pero me extenderé un poco más sobre el tema, y, también en dos palabras, todo mi respeto hacia el esfuerzo y buena voluntad que se ha puesto por parte de la organización. Por eso, no voy a comentar nada sobre ésta. Enhorabuena, chavales, os lo habéis currado.
Pero vamos a la convención en sí. He estado posiblemente en cientos de congresos. Desde congresos duros de Informática, hasta jornadas de trabajo, pasando por foros, saraos blogueros, cursos de verano y casi cualquier cosa del espectro convencional/congresual. En casi todos hay algún tipo de acervo común, intereses comunes, interés por el resto.
Lo que he visto aquí ha sido escaso interés por lo ajeno. Lo digo de primera mano, como ajeno, porque el interés que he visto en mi novela ha sido nulo. Pero en general me ha dado la impresión de que había
tribus muy marcadas, que asistían a eventos de su propio tipo, y punto. Si estás a zombies, estás a zombies, y si estás a espada y brujería, pues estás a espada y brujería (aunque en la charla de zombies de Rubén Sánchez han dejado muy claro que hay una historia de Conan con muertos vivientes). Creo que en los pocos eventos en los que he estado, de tipo diverso (y pocos, porque tampoco he tenido tiempo de más), no he visto ninguna cara en común. Claro, eso ocurre porque hay tres o cuatro eventos a la vez y hay que elegir. Pero, a la vez, eso se extiende a la gente: hay grupos marcados, que se sientan en mesas separadas, que van a comer cada cual por su cuenta, que celebran sus Ignotus mutuos y en general ignoran lo que le sucede al resto. Y, una vez más, es una impresión personal: me he encontrado vagando de charla en charla, tratando de iniciar conversación con grupos, sin ningún éxito.
Lo que, por supuesto, no es culpa de nadie sino mía por meterme donde no me llaman. Todo el mundo es libre de elegir a sus amigos, a sus charlas y a sus convenciones. Así que la culpa no es de nadie, sino de servidor de ustedes.
Eso significa que en presentaciones magníficas, como la de los zombies modernos de Rubén Sánchez arriba mencionada, que dejaba clara la erudición del conferenciante y su buen hacer a la hora de darla, había exactamente siete personas contando a este cronista. No había tanta gente interesada en los zombies, al parecer. Y posiblemente también era un mal día (el último).
Quede, de todas formas, la
liberación de la novela lujoyglamour.net con una licencia CC-by-sa. Lo que no quiere decir que dejéis de comprarla, sino que sigáis haciendo todo eso
y mucho más.