Atalaya: desde la tela de araña

2011-02-03 17:36
Scribble ha perdido a su hermana Desdémona en el Vurt, una realidad virtual a la que se accede, de forma un tanto improbable, rozándose el interior de la boca con una pluma, y a cambio ha obtenido una Cosa que es algo así como extraterrestre, pero no exactamente, porque es del Vurt y por tanto su carne tiene efectos alucinógenos, o Vurtógenos. Por eso se la quieren llevar unos Perros, que son de las cinco razas Puras que existen en Manchester, y que no son los del United y los del City, sino aparte de los Perros y los humanos a los que pertenece el Scribble están los Robots, los Sombras y los Espectros.
Con tantas razas es de esperar que haya una cierta cantidad de hibridación, y también mucho lío de faldas y lo que hay por debajo o por encima una vez que lo has dejado caer. De eso tratan bastantes escenas, de como uno entra y sale del Vurt, o entra y sale dentro y fuera del Vurt. Hay mucho sexo, y de hecho Desdémona y el Scribble son amantes y hermanos; Scribble también un poco bandido, porque para recuperar a Desdémona tiene que robar una pluma negra que te deja acceder a una amarilla, que es la sabiduría. No, espera, es al revés.
No sé si os habéis enterado de algo. Es más lioso de lo que parece; además, el Gato del Juego interviene de vez en cuanto, a modo de reseña de Meristation, para explicarte quién es qué y viceversa. Luego empieza a aparecer en la acción a modo Catus Ex Cybermachina, pero está todo relativamente bien traído.
Es una novela complicada, pero muestra el conflicto desde el principio, maneja a los personajes de forma más o menos plausible, y quizás tiene unos pocos fuegos de artificio en la ambientación y el contexto, pero no está mal. Es original. No es ciberpunk, sino que es más bien eso que se llama ahora fantasía urbana. En resumen, una lectura curiosa para el Papyre.
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