2011-03-29 19:36
Me llega
este libro en una edición deliciosa, en su caja, prestada por
Carlos Fernandes, nuestro bohemio residente en
GeNeura. Y me lo prestó hace más de un año, cuando caimos por su casa para disfrutar de una deliciosa
feijoada de lingueirao, seguida de un té coreano con algas que me gustaría volver a probar pero que nunca he conseguido.
A Carlos me unen muchas cosas: la península y el té son las principales, pero también están las hormigas y el sacromonte. También las deudas, pero ahora que le voy a devolver el libro al menos desaparecerá una de ellas.
Como el préstamo, el libro es bastante viejuno y en realidad no habla de té, habla de cómo la cultura japonesa se revuelve alrededor de la
ceremonia del té, que es más que una forma de compartir aguachirri una verdadera forma de vida. A la vez hace un análisis del arte y la cultura occidental y oriental, en aquella época en la que prácticamente empezaban a conocerse la una a la otra.
De lo que no habla es de té; igual que en el zen en el que hay que entender el espacio que hay entre las cosas, el vacío, el té es lo que queda en los espacios entre lo descrito por el libro. Por lo tanto, no busques una clasificación exhaustiva de las differencias entre los
tés de assam y los de
oolong. Puede ser por tanto un buen complemento para los viajeros por países orientales, o simplemente para quien quiera saber algo más de su filosofía. A estas alturas, además, está en el dominio público, así que te lo puedes leer
cuatrocientos formatos diferentes. Si quieres, claro. Si no quieres, nunca llegarás a quererlo.
Etiquetas: filosofía, zen, taoismo, teismo, ismo de panamá, no es lo ismo