2011-04-17 17:52
El personaje de
John Constantine ha sido siempre uno de mis preferidos por su mezcla de novela negra y horror; el concepto es tan simple que es sorprendente que no haya sido explotado más; a la vez, es fácil de apropiar por los diferentes comic-demiurgos que DC quiera echarle, incluso por alguien con ninguna experiencia en cómic, como
Ian Rankin, el creador del inspector Rebus y autor de un tocho que lleva en mi The Pila un tiempo considerable. Quizás esa mala conciencia (ya se sabe que
las cosas tienen alma) hizo que me comprara esta historia sin saber, de antemano, si me gusta el estilo de Rankin o no.
En este caso, unos productores de un reality que sucede dentro de una casa encantada llaman a Constantine para que resuelva los encantamientos que suceden en la casa, totalmente diferentes de los que teóricamente tenían que suceder. En ella, los huéspedes tienen sueños recurrentes, alucinaciones, y en general les suceden cosas que no necesariamente ayudan a que aumente la audiencia.
Pero cuando Constantine entra se encuentra que la casa no es exactamente lo que parece. O más bien, que no está donde parece. Y esto sucede más o menos hacia la mitad del libro, provocando un cambio de perspectiva interesante.
Al final, no tiene tanto de novela negra, salvo el principio; tiene un tanto de crítica social, como debe tenerla la novela negra susodicha. Y, finalmente, tiene un personaje muy bien manejado y un dibujo, en blanco y negro, diferente al habitual pero que crea un ambiente bastante infernal. En resumen: que está bastante bien, incluso como introducción al personaje de Constantine o a la serie Hellblazer.