2011-05-06 18:25
Este
libro cuenta la historia de un niño, Oskar Shell, que tras perder a su padre el
11S, encuentra una llave en un sobre etiquetado Black y trata de buscar la relación que tiene tal llave con su padre; literalmente, busca la cerradura que le permita cerrar el periodo de pésame.
Oskar narra en primera persona su historia; el libro se complementa con los diarios de su abuela, una inmigrante alemana con un estilo peculiar y una historia de amor incompleta, y por su abuelo, que no puede hablar y que desapareció cuando nació el padre de Oskar. Tres narraciones en primera persona que se complementan y con estilos diferentes, pero con un tema en común: la narración frente a la vida, la dificultad de describir lo que ha sucedido sólo con palabras. El abuelo de Oskar ni siquiera puede hablar, viendo reducida su existencia a los gestos y a lo que escribe en un bloc que siempre lleva encima. El niño escribe continuamente, de manera compulsiva, a todos a los que le llaman la atención; Stephen Hawking y otra serie de personas reales se convierten, por vía de sus cartas, en personajes también de esta novela, que llega a cambiar tipografías, a confundir palabras unas con otras, y a incluir imágenes y dibujos, llevando el formato libro en papel hasta sus extremos, de una forma difícil de reproducir en libro electrónico; las últimas páginas son una secuencia de tipo "dibujo animado", que sería imposible reproducir electrónicamente. Es, hasta cierto punto, una oda al libro tradicional.
Pero también es un libro fallido; a pesar de que los temas como el desastre, la muerte y la familia se repiten y están bien reflejados, a veces resulta demasiado peculiar y extravagante, lo que lo hace simplemente poco creíble. El propio personaje, Oskar, con rasgos de autismo y de desorden obsesivo compulsivo (va tocando continuamente la pandereta, va siempre vestido de blanco), acaba resultando algo cargante más que aportar al personaje o a la narración; las posibles consecuencias de esto se dejan sin resolver. Y el final es a la vez abierto y poco satisfactorio; tampoco los secundarios se tratan con demasiados miramientos. Aparecen, desaparecen. Por eso también es una novela que sabe que es una novela: no cuenta las cosas para que nos sintamos identificados con los personajes, sino que es una narración pura, de hechos imposibles y hasta posiblemente incoherentes. Pero yendo a veces por derroteros más realistas no logra realmente suspender totalmente la incredulidad del lector.
En resumen, es una novela interesante, pero no acaba de cuajar. Por cierto que la novela me la regaló
fernand0 en mi pasado cumpleaños, sacándolo de la
lista de deseos.
Etiquetas: 11s, guardián en el centeno, incidente del perro a medianoche