2003-04-09 01:19
Recientemente
este artículo de Fred Langa (visto en
Slashdot) ha llamado la atención sobre el hecho de que el diseño, tanto exterior como interior, de los PCs, no ha cambiado esencialmente en los últimos años.
Epaminondas Pantulis (que se prodiga menos de lo que desearíamos), curiosamente, también habló hace poco sobre el tema, fijándose sobre todo en la inmensa profusión de cables que acompañan a los PCs modernos. Y
el GNUdista dirige nuestra mirada a los que siempre se han presentado como los PCs del futuro, los Mac de Apple.
Todos ellos tienen una parte de razón: los PCs parecen el sueño de un fabricante de pintura beige y de alguna dictadura sudamericana que produzca cobre. Lo de los cables se hace más grave dentro del ordenador: entre lo que sale de la fuente de alimentación, y los múltiples cables necesarios para conectar los hasta 4 disquetes, discos duros, tostadoras, DVDs, etc, etc, hay un follón de cables que cada vez que tiene uno que meter algo tiene que sacar el resto. Tampoco los fabricantes de ventiladores salen mal parados; un PC suena hoy en día como un microondas calentando nuestro cafetito matutino.
Supongo, igual que dice el autor del artículo anteriormente mencionado, que no tiene porqué ser así. Para empezar, existe el bus
USB, que es universal, que es serie (o sea, cables estrechitos), y es un bus, o séase que se le puede enchufar cualquier cosa (hasta 127 cosas, de hecho). Esto se combina con lo del "plug and play", o sea, a enchufar y jugar, se enchufa, y en seguidita el ordenador se da cuenta de que se ha enchufado algo, y con el "hot swap": se pueden enchufar y desenchufar cosas sin necesidad de rearrancar el ordenador. Hoy en día cualquier chisme se puede conectar usando USB: hasta los mismos monitores del ordenador. Así se ahorra uno tener un cable para la impresora, otro para conectar el PDA, otro para la cámara: con uno solo, se enchufa cualquier chisme que se le ponga a uno a tiro; y nada más enchufarse, el ordenador es listo y lo reconoce.
En algunos casos, ni siquiera serán necesarios cables.
Bluetooth, un protocolo propuesto inicialmente por
Ericsson, se está empezando a popularizar para conexión de periféricos; por ejemplo, para sincronizar un PDA con el ordenador de sobremesa, e incluso ha aparecido en coches como el
Phaeton. A más distancia, se pueden usar chismes que respondan a otros protocolos inalámbricos, como el WiFi, o incluso de telefonía móvil, GSM o UMTS. Conectar un ordenador a otro usando WiFi podría ser tan fácil como usar dos teléfonos inalámbricos supletorios dentro de una casa. En resumen, menos cables, e incluso ninguno. Un gran alivio.
Lo de los ventiladores no sé si se solucionará pronto: los ordenadores necesitan ventiladores porque los microprocesadores disipan calor como una bombilla de las que no son de bajo consumo; si se usan biprocesadores, como dos bombillas. Tener 7 u 8 ordenadores en una sala es el equivalente a poner un brasero. Esta tendencia va a peor: los microprocesadores van cada vez más rápidos, están más integrados, consumen más electricidad, las fuentes de alimentación son de más potencia (300 o 400 W son ahora normales), y hay ventiladores por todos sitios: en la susodicha fuente, en el procesador o procesadores, en la tarjeta gráfica (a veces varios)... lo cual produce un zumbido que acaba metiéndosele a uno por el colodrillo, y forzándolo a hacer barbaridades, como escribir en bitácoras a deshoras. Esto tiene más difícil solución, salvo que renunciemos a comprar un ordenador capaz de predecir el tiempo atmosférico a 10 días vista con el único objetivo de escribir un par de cartas y navegar por Internet: menos potencia significa menos consumo, y menos disipación. También ayudaría si los fabricantes ofrecieran a precios competitivos la tecnología de hace dos años, que era más fresquita y más tranquilita, pero claro, con los márgenes que trabajan vender un ordenador por 300 euros no les cubre ni los gastos de envío.
En resumenm, hacer ordenadores con pocos o ningún cable y calladitos está al alcance de nuestra mano (o la de los fabricantes), pero factores económicos, de consumo, y simplemente inercia hace que nos quedemos como estamos... Supongo que la situación cambiará dentro de un par de años, pero mientras tanto, a aguantar el zumbido y a enrollarnos con los cables.