2011-06-11 10:52
Lionel Batiste es una leyenda, pero cuando entró por la puerta del Candlelight Lounge sólo parecía un anciano bien vestido y bien trabajado, que renqueaba con la máscara de oxígeno en la mano camino quizás de un sillón bien cómodo enfrente de la banda, donde tocaría su nieto, o más probablemente su bisnieto.
Pero se colocó detrás del bombo y los platillos, impávido, y ahí estuvo hasta que la banda decidió empezar (un comportamiento emergente... lo veremos en el tercer plazo) y hasta que decidió descansar. Moviendo la cabeza con el ritmo y en el ritmo, golpeando los platillos, el bombo, en medio de todo y de todos.
Aún así, decía en
Arrugas que se puede saber el estado mental de una persona mayor por la forma como se viste. Su camisa, blanca, reluciente, iba abrochada de forma dispar, como se ve en la foto. El reloj lo llevaba apretado sobre la palma de la mano, un gran reloj que parecía necesitar esfuerzos para mantenerse en el sitio. Así se lo señalé a la mujer que se sentó con nosotros en la mesa, Tish (que no Trish), de Boston:
-¿El tío
Wino? Todo un personaje (nótese aquí la mala comprensión inicial del acento bostoniano, que hace sonar Lionel como Wino, y sólo gracias al autor de la foto,
Carlos Fernandes y compañero de farra, descubrí de quien se trataba).
Todo un personaje, sí; en
La Wikipedia aparece micrófono en mano, y allí estuvo, de principio a fin, saludando, hablando. Haciéndose fotos.