2011-08-11 12:02
Compré
éste libro para apoyar al autor y al formato en general, después de una nota que escribió en Facebook. Porque los libros hay que leerlos, pero también comprarlos. Los autores no son parquímetros que si no le echas su dinerillo se quedan impertérritos, sino que necesitan esa retroalimentación para afrontar su trabajo (que trabajo es, al fin y al cabo), con ánimo y buena disposición.
Eso es más o menos el
duende, una relación entre productor de entretenimiento (escritor o intérprete de flamenco) y el que lo recibe, algo que emerge de lo que se toca, quien lo toca, pero también con el público que es capaz de reflejar, como en un espejo, las emociones y sentimientos que está transmitiendo. Cuando sucede eso el espectáculo
cuaja. Pero no siempre sucede. En esta novela corta un cantante, Paquillo de Cádiz, logra ese efecto, lleva a las lágrimas a su público en todas y cada una de sus sesiones. Un lechuguino madrileño oye hablar de él y se desplaza a Sevilla para vivirlo, y descubre que el cantante era, anteriormente, mediocre y sin ningún tipo de talento. Y trata de averiguar qué es lo que sucede.
La innovación de esta novela corta es más temática que formal: el siglo XIX, Andalucía, el flamenco. Los americanos son capaces de mezclar a sus vaqueros con dinosaurios, marcianos y hasta con los pitufos; sin embargo los españoles no hemos sido capaces de hacerlo, en general, así que esta novela aporta ideas muy interesantes, y abre un camino que merece la pena recorrer. Por eso, y porque es una faena bien cuadrada, merece la pena
comprártela lo que se dice ya, que son dos eurillos y pico de nada. Eso sí, si corrige algunos errores de edición (acentos bailarines, un v4er) merecerá la pena más todavía.