2011-08-15 18:58
-No, no lo estás - le dijo la señora, todos sus doscientos kilos, a un menda que trataba de colarse sin pagar el cover (5$) a escuchar a la
Tremé Brass Band en el
Candlelight lounge.
-Tiene que pagar - le dice al tipo que había intentado colarlo, alguien que, si no estaba con la banda, al menos llevaba una caja con forma de instrumento.
Estaba a menos de diez metros tanto de la puerta como del escenario; nuestra mesa formaba el vértice de un ángulo recto en cuyos extremos estaba la entrada y la tarima en la que se subirían, y bajarían, y volverían a subir, los músicos. Y me pareció curioso aquél
I'm with the band, porque una banda, para mí, eran los tres o cuatro humanos que tocan más técnicos y managers diversos, un conjunto cerrado.
Pero la banda de vientos de Tremé es un concepto bastante más fluido, y desde nuestra atalaya particular tuvimos la oportunidad de ver no sólo su música, sino también cómo fueron emergiendo.
El primero que llegó fue uno de los trompetas. Entró, recibió su dinero (pagan por adelantado, al parecer), y se sentó detrás nuestro a trastear con el móbil. Un rato más tarde, en uno de las salidas para ventilación, vimos a otros tres músicos bajarse de la caja de una camioneta. El
tío Lionel se colocó inmediatamente detrás del bombo y comenzó a contar parsimoniosamente el fajo de dólares, seguramente un puñado de Abraham Lincoln procedentes de cervezas tomadas por la parroquia.
El joven cajun pelirrojo llega con su familia. Y así, poco a poco,
se van juntando los dos saxos, las tres trompetas, el bombo, platillos, guitarra, trombón de varas, y una persona con baquetas en el bolsillo de atrás y una magnífica Canon. Apenas se saludan; un movimiento de cabeza, algún choque de manos, escasos high-five. Sólo toco contigo, no te tengo que sorber los mocos.
Igual que la banda no es un conjunto cerrado, tampoco lo es el concierto. Hay un momento determinado en que te das cuenta que están tocando casi todos los instrumentos. Pero en realidad el concierto había comenzado cuando tres tíos saltaron de la caja de la camioneta.
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