2011-08-23 17:22
Los paseos matutinos son el origen de cientos de fotos (desde que he descubierto el modo continuo de disparo se me ha abierto un mundo nuevo y peligroso a la vez), pero también de
historias. Historias pequeñitas, sin principio y sin final. También sin importancia, porque ¿a quién le importa la historia de un pez sapo?
Me llegaba yo a la parte donde descargan los pescadores con la intención de comprar unos langostinos y darles como destino la parrilla y la sal gorda, que poco más hace falta. En la misma barca una familia sudamericana completa, padres, hijos y abuelo hacían preguntas, precios, qué pez es este y aquél. Los niños pedían como suelen hacer los niños, que para eso no hay continentes. Me despegué pronto del grupo (sin langostinos, pero esa es otra historia) y me fui a la orilla a buscar contraluces, gaviotas dicharacheras o pescador volviendo a playa marcando pecho desde la proa. No encontré mucho, pero sí la familia sudamericana al completo que, peje sapo en mano.
El padre decía
-Déjalo ahí, y verás como anda solito hacia el mar
Yo creo que lo confundieron con algún
pez medio anfibio, porque los peces sapo de este estilo, y en particular este, parecían no arrastrarse más que por efecto de las olas. Efectivamente, ahí se quedó, moviendo las agallas, mientras el niño decía que si no se iba, quería quedárselo. El abuelo hizo una broma con que "estaba metiendo la primera" y todos reímos. Yo hice fotos, claro.
Lo cogieron de la cola y lo movieron un poco más en dirección al mar; al encontrar sus aletas un poco de agua en la que moverse, el bicho se movió justo en dirección contraria, dando la vuelta y dirigiéndose hacia la orilla. El niño redobló sus peticiones de quedárselo, pero vista y probada su capacidad de recuperación, finalmente se le puso en un par de palmos de agua, para nunca más verlo. El niño seguía pidiéndolo, y la familia completa se quedó contemplando como, tras una breve excursión en tierras extrañas, el pez volvía a casa.
Conste que de especies marinas entiendo lo que de moda prêt-a-porter, así que si se trata de un Bichus Cornudus o de cualquier otra especie, o si efectivamente esa especie es capaz de andar, tómese lo anterior como licencia literaria. Debe ser lo que le llaman Rubia, pero a saber. Feo era, eso lo aseguro.