2011-10-25 21:33
Os habréis preguntado, o no, qué estado leyendo en el tiempo pasado desde que me
ventilé lo penúltimo de Lorenzo Silva. Pues bien, tratando de leerme
esto. La historia de un calamar gigante que desaparece, y de la búsqueda por un Londres como muy alternativo. Alternativo que te cagas.
Paseando entre cultos al mar, a las babas de los caracoles y a las chorreras de los jamones, el cuidador del calamar (que es, propiamente hablando, un
Content Curator), un menda de un culto que adora, sí, al calamar como si fuera un dios Chtuluano, y una policía un tanto gamberra que tiene podercillos mágicos de andar por casa, bueno, y un tatuaje en una espalda, y Grisamentum, que es, bueno, sin estropearlo, Grisamentum, en fin, todos esos, buscan al calamar, y tratan de evitar el fin del mundo. Porque a ver, ¿quién se va a preocupar de un molusco más o menos sin que venga el fin del mundo?
Pues la verdad, a mi no me ha preocupado mucho. Habiendo leído
cosas de Stross y de
Gaiman, éste se queda a medio camino entre los dos, pero sin llegar a la altura de ninguno de ellos. Ni siquiera, que ya es decir,
a The City and The City, que tampoco me llegó a convencer. ¿Por qué? El personaje principal, Billy, va de un lado a otro sin que se llegue a pegar a nada ni tenga uno muy claro qué es lo que hace ni por qué. Los secundarios tienen gracia, los asesinos Goss y Subby, pero recuerdan a muchos mejores personajes de Gaiman. Y ni es convincente, ni es londinense, ni realmente me parece que aporte nada salvo cultos realmente pintorescos. Así que me estoy empezando a convencer que
Perdido Street Station fue un espejismo y que nunca volverá a escribir nada igual.