2011-11-24 18:21
Me atrajo
éste libro por los múltiples premios recibidos, y también por el airecillo
Steampunk que traslucía. Falsas expectativas, de las que uno tiene que evitar para empezar a leer; la insatisfacción con un libro se debe siempre a ellas.
No es que no me haya dejado satisfecho. La narración nos lleva a en un futuro, tras la
Contracción (aparentemente por la desaparición de las fuentes petrolíferas) y se sitúa en una Thailandia que ha sido uno de los pocos países que han sobrevivido con éxito irregular a la misma. A los problemas energéticos se han sumado diferentes plagas, que hacen que el Ministerio de Medio Ambiente sea el más poderoso, enfrentado al ministro de Comercio.
La protagonista, posiblemente a su pesar, es la chica mecánica Emiko, un androide diseñado genéticamente para ser capaz de obedecer y que, tras ser abandonado por su dueño japonés, sobrevive en un lupanar a base de ser sometida a todo tipo de humillaciones. Las otras tramas incluyen a un "tarjeta amarilla", chino inmigrante de Malaya, Hock Seng, que trata de sobrevivir y que es empleado de Anderson Lake, un agente de una corporación extranjera que quiere hacerse con el banco de semillas de Tailandia. Finalmente, Kanya, una agente del ministerio de medio ambiente que necesita una descripción de varias líneas que voy a evitar para no desvelar elementos de la trama.
El ambiente, como he dicho, es steampunk: la carencia de petróleo hace que los coches, gigantescos, anden con vapor, y que se usen barcos de vela y dirigibles, ese icono steampunk. Para almacenar energía, además, se usan volantes de inercia y resortes, lo que lo hace todavía más steampunk; pero también se usan ese tipo de chismes en las armas de fuego, que no son de fuego sino de muelles, lo que no es muy creíble, porque la pólvora y el petróleo son bastante diferentes. Tampoco es creíble que no haya más forma de energía que el metano y el carbón. ¿Quizás es que la contracción sucedió justo después del siglo XIX? A saber...
El problema es que la novela va cambiando de foco constantemente, y elementos de la trama con cierta importancia en una fase de la misma acaban siendo descartados sin volver a pensar demasiado en ellos. La ambientación es genial, y la metáfora también: Comercio y Medio Ambiente son, al final, avatares de la globalización, representada por el ministerio de Comercio, y la sostenibilidad energética y económica, representado por el segundo. Pero todos son demasiado malos como para que al final te quedes con alguno de ellos.
Tampoco Emiko está demasiado bien conseguida. Aunque la motivación está bien pergeñada, parece al final un artefacto de la trama más que un personaje real; el que le da cuerda es, precisamente, el autor, pero se queda sin cuerda antes del final. Y otro problema es el uso de la elipsis: a veces lo que no ocurre parece que soluciona problemas de la trama que no parecen muy coherentes; personajes que dejamos tumbados en la calle de pronto aparecen en otro sitio sin solución de continuidad, por ejemplo.
En resumen: que es una novela, en general, buena, pero lastrada por una serie de problemas. Por eso la dejo en tres estrellitas de cinco, y lista.
Etiquetas: ciencia ficción, libracos, roboses, megadontes, y el señor del estiércol.