2011-12-11 17:42
Este libro venía avalado por la
lista corta del premio Man Booker, y un quión (y un título) que prometía: los hermanos Sisters (¿lo pilláis? ¿Hermanos sisters? ¿Como los hermanos Fratelli en los Goonies? Qué toque tan desternillante a la vez que distinguido) son una pareja de asesinos al sueldo del Commodoro, un hampón de la Oregon City de
mediados del siglo XIX, en la época de la locura por el oro fluvial en California. El susodicho Comodoro les encarga buscar a un tal Herman Kermit Warm que, al parecer, le ha robado algo.
Narra en primera persona Eli Sisters, el menor, más reflexivo, y más ingenuo de los hermanos, y cuenta cómo en su camino desde Oregon a San Francisco se van encontrando con diferentes personajes a los que roban o matan, o, por el contrario, son robados o atacados sin más razón que el feroz darwinismo social de la época. Eli es más bien soñador, y Charlie, el otro hermano, un realista que le pone con cierta frecuencia los pies en el suelo, pero eso lo hace también egoista y sin una pizca de corazón.
Si os parece tópico es que, en realidad, lo es. Salvando subtextos que se me escapan, posiblemente el significado profundo de un castor en una presa, o del señor que iba andando llevando a su caballo de las riendas mientras lloraba, o del niño dejado en el carromato solo por su padre, o de tantas cosas que ocurren, viene a ser una historia del oeste, que comienza con humor basado sobre todo en los comentarios ingenuos de Eli, pero que acaba más o menos como cabe esperar que acabe. Durante esa segunda mitad estás esperando un giro, algo extraordinario, pero yo, la verdad, no lo encontré. No deja de ser una novela correcta, bien escrita, con personajes muy bien delineados, pero no está a la altura de otras novelas familiares que he leído recientemente, como
The Family Fang.