2012-03-11 20:12
Candaya me envió amablemente
este libro, que, entre las (medias) docenas de notas de prensa que recibo, por alguna razón, de editoriales me llamó la atención, también por alguna razón (no, no es la portada).
Lo cierto es que tanto la portada como el título encajan bastante bien con el contenido, que se plantea quién es realmente el autor de un libro usando una metáfora en la que el
autor, Mariano Mastandrea, novelista argentino, se encuentra con
la lectora, Camila Pereyra, y juntos van viviendo el libro en sus diferentes etapas, que no terminan, precisamente, cuando acaba de teclearse el último punto de "Se terminó de escribir en Mondoñedo".
A través del libro se usa la lectura en el sentido más genérico, y también se habla de cómo ciertos pintores, como Edward Hopper, la reflejan. Y la reflejan como un acto solitario, porque tanto la lectura como la escritura lo son. Y todo esto puede parecer un rollo, pero si la metaescritura le ha funcionado a
Vila-Matas, también funciona aquí; el libro es corto, el ritmo rápido, la acción continua, los golpes de humor acompasados, y resulta, en resumen, muy entretenido. Así que le agradezco a
Candaya que me haya permito descubrir al autor.