Atalaya: desde la tela de araña

2012-03-17 18:59 Me compré este libro como documentación para mi visita a Nueva Orleans el verano pasado. El libro fue y volvió, y hasta ahora no se había deslizado a lo algo de The Pila, lo que me ha permitido, si no prever, al menos rememorar. Que también tiene su gracia.
La novela, narrada por Binx Bolling, un joven empleado de banca, empieza por la llamada de la tía Emily para que se encargue de su casi-prima Kate. Sucede antes del carnaval, lo que le permite al escritor introducir toques locales sobre las diferentes Krewes y cómo se vive desde la propia ciudad. Como el hecho de que el protagonista sea un peliculero, que recorra la ciudad buscando cines de barrio y hablando con los proyectores, los taquilleros, los acomodadores, viendo la película y el cine como algo que puede suceder sólo y exclusivamente en un punto particular del tiempo y el espacio.
El protagonista usa una película para regir su propia conducta, que es, siempre, en todo momento, lo que se espera de él. En realidad, no pasa mucho ni hay una gran trama. Kate, la prima, tiene problemas nerviosos, y Binx trata de echarle una mano.Binx trata de ligarse a su secretaria, visita a su madre y a sus semi-hermanos. Rememora el pasado de su familia a través de una persona que le quiere comprar un terreno, y en todo momento, a través de la normalidad, da una impresión de locura contenida que se refleja en la locura desencadenada de Kate.
¿Consigue transmitir el espíritu del lugar, Nueva Orleans? Sí, en gran parte: las tormentas, los barrios, las fiestas, las relaciones entre las razas, todo ello, ayuda a rememorarla. Si no has ido, claro, te ayudará a hacerte una idea de lo que, a través de los años, permanece constante. Así que, en ese sentido, merece la pena leerla, pero si no estás en esas circunstancias, probablemente te parezca banal y obsoleta, aunque esté entre las 100 mejores novelas de todos los tiempos de Time