2012-03-20 17:09
Comenzamos por una nota alta. Estoy diciendo exactamente lo que leéis: págate tú mismo tus proyectos de investigación.
Vayamos por partes. Para empezar, os sorprenderá (o no) saber que hay mucha gente que lo hace; prácticamente toda la que está fuera del sistema
oficial de ciencia. Quizás conocéis a profesores de instituto que se dedican a escribir trabajos para presentarlos en algún congreso, o jubilados que se pagan de su propio bolsillo los viajes para documentarse para este u otro libro que más adelante publican, también de su bolsillo. Pero también hay gente que está trabajando en cualquier cosa y se paga de su dinero lo necesario para hacer la tesis doctoral.
Porque ¿qué es, en realidad, lo necesario? Por supuesto, varía. Hacen falta telescopios, aceleradores de partículas y viajes de campo al Kilimanjaro. También superordenadores; material, en resumen. Esa partida se lleva gran parte de los presupuestos de los proyectos que se solicitan. La segunda partida, genérica, son "viajes y dietas". El sistema científico funciona a base de congresos, con una inscripción cara (y es cara precisamente porque pocos se la pagan de su bolsillo) y, a veces, también en sitios caros y atractivos. Nadie hace un congreso en Ciudad Real o en Pedregalejo de Abajo.
Ambas cosas se las puede pagar uno de su bolsillo. No te vas a pagar un superordenador, pero en muchos casos lo único que hace falta es un ordenador medianamente potente. Pocos de los trabajos que he visto en los congresos a los que suelo asistir se han hecho en el Blue Gene; se han hecho en un ordenador de sobremesa de los que se compran en el Carrefour por 500¤. Ordenador que, por supuesto, también puedes cargar de juegos y usar para jugar al Tetris. Que para eso te lo has pagado, jolines.
En cuanto a los congresos, el problema principal es la inscripción, claro. Sin descargar otras opciones (de las que hablaremos más adelante), lo más normal es que si hablas con los organizadores y les expones tu caso es muy probable que te hagan una inscripción reducida, super reducida o incluso te den una beca de viaje. También es cuestión de que elijas congresos que sucedan en tu propia ciudad o en tu país y te lleves a tu pareja de vacaciones para entre presentación y presentación. Recordemos que los congresos no se hacen en Pedregalejo de Abajo.
Todo esto, por supuesto, cuesta un dinero. Pero también hay que recordar que la carrera científica es, en gran parte, una carrera personal, que a quien beneficia es a quien está inmerso en ella. Sexenios, eventuales proyectos de investigación (cuando lo consigas, claro). También hay que recordar que la situación actual no va a estar así siempre, y cuando acabe y de repente los dos mil millones de euros que se han perdido vuevan al sistema científico vas a quedar muy mal si te has tirado 4 o 5 años sin publicar nada.
Así que piensa que los gastos no son tales, sino una inversión. Inversión en ti, para mayor gloria de la ciencia, pero también de esos sexenios que no se van a conseguir solos.