2012-04-05 18:23
La fórmula de Guy DeLisle es bien conocida: ir a algún sitio exótico por trabajo o, últimamente, por el trabajo de su mujer, y escribir sobre ello. Dado que su mujer desarrolla un trabajo administrativo en Médicos sin Fronteras, siempre acaba en algún sitio exótico, interesante o las dos cosas, y en sus crónicas desarrolla estampas cotidianas de línea clara pero de mensaje, muchas veces, contundente.
En
este caso, Jerusalén, y más en concreto Jerusalén Este. Casualmente es la primera vez que habla de un sitio que conozco, y sus vivencias e impresiones son tan reales como parecidas a las mías. Sí,
Hebrón es así, aunque cuando yo estuve todavía había algunas tiendas abiertas y la red que impedía que cayeran piedras sobre el mismo no había cedido; en Wadi al Joz hay multitud de talleres y coches aparcados encima de las aceras, los judíos desconocen siquiera la existencia de líneas de autobús árabes, y tuve prácticamente la misma experiencia que él cuando llegamos a
Mar Sabas, y también esa impresión de que la religión lo impregna todo.
Este cómic quizás sea también el más reporteril: vive la invasión de Gaza, y lo cuenta desde el punto de vista propio, el de expatriado viviendo en Israel para el que la guerra es algo tan lejano, a pesar de suceder a unos centenares de kilómetros, como para nosotros.
En resumen, quizás sea el mejor hasta el momento, o al menos el que más me ha gustado. Según he visto en su
blog, ahora anda por el Congo, así que no tendremos que esperar mucho para sus crónicas de Kinsasa.