2012-08-01 21:15
Está claro que la crisis afecta a las vacaciones, pero lo hace de una forma compleja. Hoy yendo hacia Islantilla la superficie parecía igual, o incluso mejor, que otros años. Colapso de la A-49 saliendo de Sevilla, toda la provincia camino de Matalascañas y aledaños, hasta que la carretera (con la ayuda de un accidente) ha dicho no puedo más y se ha colapsado. Atasco también llegando a Islantilla, cola en la puerta de la inmobiliaria para recoger las llaves del apartamento. ¿Quién es el último? Seremos pocos, pero todos llegamos a la misma hora. Y la crisis se nota porque una sola persona, en día punta (no habrá muchos más días punta, se alquila o en uno o en 15) atiende a todo el clienterío.
Atasco, una vez más, comprando en el Mercadona. Estanterías vacías, peleas por un carrito, gente con dos y tres carritos haciendo cola durante más de media hora en las cajas. ¿Todo el mundo de vacaciones, todo el mundo comprando? Sí, pero se compran la cerveza a 0.65 y se la toman, fresquitos, en la terraza del apartamento que comparten con toda la familia hasta el tercer grado (aquí vale también la primera persona del plural). Un pollo del Mercadona, que tiene más buena pinta que los del Simago, sirve para cuatro y todavía queda para croquetas. Y así sucesivamente... En fin, que hay recortes, claro que los hay. Pero eso hace que Curro ya no vaya al Caribe, sino a mar o montaña, lo que, además, evita la fuga de capitales.