Atalaya: desde la tela de araña

2012-08-10 10:20 Lo que el señor Moore no podía predecir es que, según se duplica la velocidad de los microprocesadores, también se multiplica la cantidad de aparatos dotados de los mismos que puede ir acumulando una familia.
En nuestra sede vacacional, por ejemplo, diez personas, tienen:

• Un portátil
• Dos lectores de libros electrónicos, un Kindle y un Papyre
• Dos Nintendos DS y una PSP, más una Wii, que se lleva en cualquier parte.
• Tres cámaras, dos Canon y una Kodak
• Tres tabletas, una Samsung y un Asus con Android más un iPad
• Seis móviles (o siete, no lo tengo muy claro, igual hay más, que los móviles son especialmente discretos)

Todos esos chismes son imprescindibles, como es natural. Unos sirven como copia de seguridad de otros, o como soporte para recargar otros, o como adminículo para la necesaria conexión que es condición sine qua non de las vacaciones. ¿El Kindle? ¿Cómo vamos a deshacernos del Kndle? ¿Y de una de las dos Nintendos? ¿Cómo me voy a dejar mi tablet? ¿Es que me vas a dejar el tuyo para mirar el Facebook? ¡No sin mi tablet!
Con tanto chisme, los enchufes para recargar se convierten en una propiedad más preciada que los cuartos de baño. Pero esa es otra historia (la de los cuartos de baño)