2012-08-12 18:26
La calor propicia un cambio de hábitos que se extiende, también, a la lectura. O a la ausencia de la misma. Quien lee mucho durante el resto del tiempo, deja de hacerlo. Y quien lee poco o nada se convierte en devorador del Ulises de Joyce, o este último devorador de él. A saber.
Pero sí es cierto que se encuentran unos ciertos patrones repetitivos en las lecturas tras de las cuales se parapetan los usuarios de piscinas, playas y demás depósitos naturales o no de agua.
Para empezar, igual fue el año pasado, pero este año la gente trata con vehemencia de dejarse los ojos tratando de leer lo que quiera que hayan metido en el iPad con las gafas de sol. Mucho más amable con la vista es el Kindle o Papyre o chisme específico de libros electrónicos, que no sabe de planos de polarización ni de nada que se le parezca. Eso sí, tiene la desventaja de que no se le puede dejar al niño para que se calle mientras juega al Angry Birds (y aprende física, convirtiéndose en el futuro en premio nóbel de la misma).
Seguimos con la inevitable prensa deportiva. Por si fuera poco, la prensa tradicional viene acompañada de un ejemplar de prensa deportiva. Además, hay olimpiadas, y a todo el mundo le interesa qué ha ocurrido en la final por parejas de esgrima con paraguas bellos. Así que no puedes encontrarte grupo más informado del mercado de fichajes y del número de medallas de Uzbequistán que los veraneantes. De algo hay que hablar, además, mientras se pelan las gambas, que es momento muerto que requiere conversación.
Finalmente, cualesquiera bestseller que esté vendiéndose a punta pala en este momento. Señoras rodeadas de niños se leen "Cincuenta sombras de Gray" y no vuelven a mirar a su media naranja de la misma forma. Ellos tampoco, cuando le dicen de qué va. Y señores se empapan Juego de Tronos y les ocurre lo mismo con otros miembros de la familia.
Por mi parte, también he cambiado de dieta. Tenía ocho Times que se me acumulaban por diferentes cajones de mi cuarto de baño y me los he traído enteros y zampado en menos de ocho o nueve días (uno por día). Ahora la he emprendido con "A man in full", y no puedo estar más contento (ni enganchado). Pena que para este hacen falta un par de vacaciones, pero tiene el tamaño y la textura justa para llevárselo a la playa. Porque yo le tengo mucho respeto a los libros, y no los llevaría a cualquier parte. Especialmente "50 sombras de Gray".