2012-09-14 19:32
Debería estar hablando de
mi viaje a Sicilia, pero en vez de eso hablo de este libro que viajó a Sicilia y volvió sin ser leído. Seguimos con
Camilleri, que es lectura ligera, pero con miga, en esta historia que empieza con un mafioso que se entrega a Montalbano y un robo en un supermercado que resulta luego no serlo para terminar siendo la historia de un perro de terracota en una tumba en la que se encuentran a dos personas desnudas y abrazadas.
El crimen, en realidad, importa poco, porque es un crimen cuyos autores se encuentran posiblemente muertos y enterrados. El misterio es quién los puso en esa tumba y qué pretendía con ello. Y Montalbano, con su cuadrilla de policías cavadores, se lanza de forma entusiasta en su persecución.
Aquí debería venir una reflexión sobre la condición humana en su vertiente del sur de Italia. Pero la verdad es que se dan sólo unas pinceladas sobre la brutalidad de las condiciones durante la guerra, sobre lo peculiar de Montalbano y su relación con las diferentes mujeres de su vida, Anna, la policía enamorada, Livia, su amante lejana y Adelina, su cocinera. Y es que, qué diablos, en el alma siciliana no se puede entrar con un librito. Hay que ir allí y quedarse una temporadita.
Volviendo al
libro: muy entretenido y con un final tan lejano del principio como sorprendente.