2012-12-05 21:35
Añadí
este cómic a mi
lista de deseos cuando me enteré que
el séptimo de la serie había obtenido el premio nacional del cómic. Seguro que el susodicho es mejor, pero el cómic es, por definición, arte secuencial y por tanto hay que disfrutarlo (o aborrecerlo) como su creador decidió que se hiciera. Así que se empieza por el primero, o no se empieza, qué caray.
Así que quitémonos la pregunta de en medio: sí, merece la pena seguir. El cómic es original, la historia bien enlazada, los personajes, el propio capitán Torrezno, un parroquiano de un bar, el Denver, que de repente se ve metido en un mundo que tiene algunos elementos reconocibles (el billete de veinte duros, el sofá convertido en montaña, Darth Vader...) pero que es, en general, un mundo de fantasía con facciones irreconciliables y un dios calvo y ausente.
El entorno es lo más interesante y está dibujado hasta un barroquismo extremo por
Santiago Valenzuela, que caricaturiza a los personajes pero clava los ambientes. Y el personaje, el Capitán Torrezno, a diferencia de cualquier forastero en tierra extraña que se precie, le trae absolutamente sin cuidado buscar la misión por la que está ahí o rescatar a princesas. Le importa que no le maten y, si puede ser, meterse unas cañas (con tapa) entre pecho y espalda. La narración lo va llevando de un lado para otro sin que tenga gran influencia en lo que pasa.
Y el final es, como es natural, abierto. Tiene que dar para siete tomos más, por lo menos. Y a mi para muchas horas de lectura.