2012-12-14 20:36
Creo que me pille
este libro. pensando que era de viajes o algo. Es de otra cosa (trabajo, evidentemente), aunque los libros de viajes también son siempre sobre otra cosa. En realidad, tampoco habla sobre el trabajo. A lo largo de diferentes capítulos monotemáticos se preocupa principalmente de dos cosas. Primero, la complejidad de la vida moderna, o posiblemente el consumo moderno. De cómo la más pequeña pieza adquirida en algún sitio es el resultado de una red global enormemente compleja donde intervienen cientos, quizás miles de personas. En el primer capítulo recorre, de hecho, el camino desde que cazan un atún en las islas Maldivas hasta que un ama de casa inglesa lo adquiere en un supermercado. El "trabajo" del que habla creo que es el de pescador. O el de vendedor de supermercado. O el de atún. Que, por cierto, no están hechos para acabar en una lata, sino en forma de carpaccio, mormo o ijares a la brasa en un restaurante de la costa gaditana. Que es otro de los temas del libro. No la costa gaditana, sino el placer o gozo estético inaudito que pueden producir artefactos como los buques portacontenedores o los postes de la luz. El capítulo dedicado a los ingenieros de transmisiones no tiene nada que ver con los ingenieros, pero sí con los postespotters, es decir, a los que les gusta seguir las líneas de transmisión y reconocer, incluso a media luz, los diferentes tipos de poste, quién los ha hecho, cuanto resisten y dónde han sido fabricados. Cosas más raras se han visto, también hay quien colecciona hórreos.
El libro, como os podéis imaginar, es tremendamente aburrido. Es decir, relajante. Hay una cantidad máxima de párrafos que se pueden decir sobre la fabricación de galletas o la contabilidad sin que le entre a uno ganas de acabar con el capitalismo empezando por la obliteración de ambas profesiones y esa cantidad son dos o tres párrafos. Cuatro, tops. Pero, por eso mismo, es relajante. Además,
Alain de Botton cuenta las cosas con ingenuidad y un cierto punto irónico, que, incluso con las fotos que no se ven un carajo en mi lector de eBook, así que resulta, si no legible, al menos no totalmente ilegible si se toma a trocitos pequeños (como yo he hecho). Así que te lo recomiendo si te encuentras perdido en un aeropuerto y no puedes leerte el otro libro del autor que va precisamente sobre el tema.