2013-01-26 18:44
Esta novela es, como
Tokyo Zero una novela libre y, una vez más, de ciencia ficción. El hecho de que tenga un apéndice de varias decenas de páginas y cientos de notas al pie de ídem la encasilla directamente como
ciencia ficción de la dura, pero pasa por el tamiz de
novela de primer contacto y un pelín de Space Opera.
Comienza con una
invasión de libélulas, que llegan a la tierra, arden y desaparecen. Así por las buenas. Se traza su origen a un punto en el espacio y allá que te va una nave espacial tripulada por un vampiro, una persona con personalidad múltiple, un sin-empático (que no antipático), una marine colonial y un tío que se llama Szpindel. Como en el chiste. Va un vampiro y una personalidad múltiple a un bar, y piden café. Y vuelven a pedir café. Y lo piden otra vez más. Y el vampiro... jolines, no sé, terminadlo vosotros.
¿Que qué opina un vampiro en la nave espacial? ¿Que por qué se llama
vista ciega? Porque el tema principal de la novela es la consciencia y los sentidos. Qué lo es, qué no lo es, si somos capaces de reconocer la consciencia y su relación con la inteligencia. Como toda novela
hard tiene sus momentos en los que habrías preferido leer a Schopenauer, pero en general consigue mantener un buen ritno y una cierta tensión relacionada con el hecho de que hay unos extraterrestres que pueden ser un poco hijos de puta o, por el contrario, estar deseando decir "Klaatu barada nictu". En resumen, un tres estrellas de cinco, quizás un poco raspado.