2013-03-28 14:01
No había leido nada de este autor ni, para el caso, de novela negra japonesa, pero como me llaman la atención las novelas negras
étnicas (o geolocalizadas, como queráis) y además este libro apareció rebajado en las Kindle Flash de un día, pillé y me lo compré.
Y la verdad es que no me arrepiento lo más mínimo. La estructura de la novela no es la clásica de la novela negra. No seguimos el punto de vista del detective que, poco a poco, va quitándole capas al misterio de un asesinato (algunas de ellas a guantás) hasta que llega al núcleo. La novela empieza con el asesinato en sí: una mujer acosada por su ex-marido, lo mata con ayuda de su hija cuando éste va a amenazarla a su casa. El primer giro de la trama llega cuando el vecino aparece inmediatamente en la puerta y se ofrece a ayudarle a deshacerse del cadáver y le da instrucciones para que la policía no logre averiguar lo que ha pasado.
A partir de ahí vemos la investigación desde diferentes puntos de vista: el del vecino, un profesor de matemáticas, la policía y el segundo giro de la trama, un profesor de física universitario, amigo del profesor de matemáticas, que empieza a interesarse por el caso y a avanzar en el mismo basándose en la personalidad de su ex-compañero de universidad, el profesor Ishigami. La novela se va convirtiendo en un estudio de la psicología de los diferentes personajes y también de cómo las matemáticas intervienen en la vida cotidiana de forma insospechada, hasta el punto de que pueden ser la clave para la solución del crimen.
Por el libro pasa la conjetura de Riemann, el problema P != NP y otros temas similares en conversaciones entre Ishigami y Yukawa, el profesor de física. Pero hacia el final y en el mismo nos esperan otros cuantos giros más en una trama que se dobla y desdobla como un origami. Totalmente sorprendente y muy recomendable, en resumen. Merece la pena leer literatura japonesa más allá de
Murakami.