Atalaya: desde la tela de araña

2013-06-03 18:34 Lectura playera donde las haya, hasta el punto que este libro que me compré de segunda mano por un euro o dos en la costa gaditana contenía suficiente como para un pequeño reloj de arena. Escapista, por tanto, historia de crímenes con un protagonista, Hieronymus (Harry) Bosch que se llama como un pintor y que vuelve a la policía después de largarse para resolver casos fríos, especialmente una mujer desaparecida años atrás en la que fueron incapaces de encontrar el cuerpo y tampoco al asesino.
Más hete aquí que le ofrecen en bandeja la solución: un asesino trincado con las manos en la masa, de hecho, en una bolsa de basura junto con alguna que otra cabeza ofrece confesarse cuplable de ese y de otros asesinatos a cambio de conmutar la pena de muerte por la perpetua a perpetuidad. Pero las cosas no están tan claras y el bueno de Harry sigue buscando al culpable a pesar de lo que le digan sus jefes, el fiscal del estado y el mismo sursun corda.
Lo que tienen los escritores de crímenes americanos es que son grandes profesionales. Saben usar una fórmula a la perfección; Harlan Coben va más por la novela negra y Connelly es un procedural más o menos clásico, con protocolos realistas, divisiones realistas y un entorno muy reconocible. El giro que tienen estas historias es la identificación del policía con víctimas y con asesinos y la empatía que se produce entre ellos; la que hay hacia las víctimas le motiva a encontrar al asesino y la que se produce con el asesino a entenderlo y eventualmente trincarlo.
En resumen, una buena y entretenida novela hasta el punto que he empezado con otra del mismo autor, Hielo Negro. Reseña en breve.