Atalaya: desde la tela de araña

2013-08-05 23:21 Que levante la mano quien, en esas conversaciones en las que nos metemos en playa o piscina sin más presentación previa que la ocupación de una sombrilla o hamaca cercana, haya oido aquello de
-Pues ya ves, aquí de vacaciones, para desconectar un poco.
Desconectar. Esa palabra que parece ser la clave de las vacaciones. Uno desconecta del calor de la ciudad para pasar aún más calor tostándose bien fait embadurnado, además, de arena. Desconecta del trabajo pero no deja de leer el correo electrónico del mismo por si hago falta, o desconecta de la familia para tenerla al lado las 24 horas del día y, por si fuera poco, traerse a más familia con la que no convive tanto y convivir con ella las mismas 24 horas.
Desconectar de los amigos para estar con ellos mientras el móvil tenga batería a base de mensajes de WhatsApp. Desconectar de followers y lurkers varios para mantenerlos informados de movimientos de mandíbula y de cartera a base de FourSquare y desconectar de los que a uno followea a base de buscar ancho de banda debajo de las piedras para poder hacerlo.
Desconexión. Esa palabra que significa, en vacaciones, justamente lo contrario que el resto del año.