2013-12-25 14:00
Subtitulado "A Rogue Sociologist Lost and Found in New York's Underground Economy", el libro nos describe la búsqueda del protagonista por encontrar significado, hebras, en la economía sumergida de Nueva York, su búsqueda de
ns a partir de las cuales poder extraer conclusiones generales y publicar
muchos papers para conseguir una cátedra en su querida alma mater.
Y la verdad, no sé muy bien qué decir de él. A un nivel, el mundo en el que se sumerge y su tratamiento es interesante, cómo deshace preconcepciones sobre el funcionamiento del mundo "criminal" y cómo los muestra como parte de una red social compleja que los engarza con la economía global. Por el camino, trata de hacer una excelente labor de relaciones públicas con sus sujetos de estudio. La cocaína simplemente aparece allí en manos de Shine, su principal contacto. Las palizas ocurren. La corrupción policial es parte de esa red social. En su esfuerzo por evitar cualquier juicio moral sobre los sujetos de estudio (o objetos, o lo que sea que se llamen en en sociología) el único mal viene de la gentrificación de las vecindades. En todo caso, es un punto de vista neutral (como la wikipedia) que le permitió llegar a todas las realidades que se reflejan en el libro, que, a base de tratar de no ser de ninguna forma un periodista (¡por favor! ¡Qué pensarían de él el resto de sus compis catedráticos!) queda, más o menos, en una historia de
periodismo gonzo con alguna referencia académica que se queda bastante escasa. Seguramente estaba guardando lo guay para
Carreras del vicio que seguro que resulta una lectura interesante y tiene tablas y gráficos y todo eso.
El problema de todo esto es el narrador. El narrador se mete por el camino continuamente y describe conversaciones sobre su carrera académica al capo de la droga Shine, lo que, seguramente, le tuvo que parecer al tal Shine apasionante; también le cuenta sus problemas maritales a diferentes madames y trabajadoras del sexo aunque no describe si finalmente consiguió una rebaja o no, y, casi al final, cuidado, espóiler, se derrumba ante un propietario de un club de striptease que acaba de pegarle una paliza a un cliente violento lo que, al propietario del club de striptease, seguramente también le daría para publicar un trabajo completo (porque el susodicho también era graduado en sociología). A lo largo de todo el libro, su ego interfiere con la historia más que ayuda a comprender la motivación de la misma. Que, para empezar, no creo que necesitara. Que sí, que estás entrevistando a señoritas en clubs de alterne hasta las dos de la noche pare un libro, vale. Que eso (o lo que sea) te ha causado el divorcio. Que los traficantes de drogas que parten las piernas a la gente por temas de territorio tienen unos terribles problemas de recursos humanos a pesar de ser emprendedores como el que más. Vale. Pero quítate de ahí, hombre, y deja que veamos, objetivamente, de lo que estás hablando.
En resumen, que por temática, que no por implementación, el libro está bien y merece la pena leerlo. O ver la película, lo que podáis hacer antes.