2014-01-02 12:13
Esta novela pertenece al canon del
steampunk, aunque se escribió diez años antes de
La máquina diferencial, que fue la novela que lo estableció definitivamente. ¿Qué significa entonces el
steampunk en este caso? Pues que hay dirigibles. A montones. De hecho, sin que venga demasiado a cuento, porque la novela se sitúa en una línea temporal contemporánea a la publicación de la novela, en los años 70.
Por otro lado, tiene todos los tópicos del género y algunos más de otro género: viajeros misteriosos que narran una historia increíble, viajes hacia delante en el tiempo, lo que es una excusa perfecta para ir presentando el mundo alternativo a una persona que lo desconoce, villanos de Verne con tecnología para enfrentarse a las potencias de todo el mundo... sólo ha faltado un duelo a espada en las entrañas del dirigible para ser un
patchwork de todos los tópicos.
Donde no cae es en el establecimiento de un
punto Jumbar: da alguna pista de que la línea temporal en la que comienza la narración no es exactamente la nuestra, pero no queda claro qué es lo que pasó para que los imperios de finales del XIX perduraran a lo largo del tiempo. Y, por lo menos, trata de establecer con bastante realismo el ambiente dentro de los dirigibles y las otras tecnologías retrofuturistas que aparecen. Tiene cierta gracia con la aparición de Ronald Reagan que, en aquella época, era gobernador de California y el cameos de Lenin. En todo caso, una historia entretenida aunque no especialmente brillante.