2014-01-08 19:41
Me pedí este libro en mi
lista de deseos, y
@vrruiz me lo regaló gentilmente por varias razones. Me gustaba la portada, imitando los pulp de antiguamente. El tema era interesante:
Stephen King escribiendo una historia de crímenes. Y además, en un parque temático que se llama como el título, Joyland. Todos los ingredientes para ser una ganadora y por eso me lo empecé a leer en cuanto que llegó, prácticamente.
En
Joyland, Devin Jones, un universitario con problemas sentimentales (y sin ti también) busca un trabajo de verano en un parque temático, donde se encuentra a otros trabajadores temporales que se convertirán en sus amigos, entre otros la explosiva Erin, la fotógrafa vestida de verde de la portada (y esta es otro detalle que me gusta del libro: la portada, realmente, tiene algo que ver con el contenido y no es sólo una vaga referencia), va aprendiendo la vida
carny, habla el Habla y, por supuesto, conoce la historia de un fantasma, una chica asesinada y que habita, cómo no, en el túnel del terror.
Todo el planteamiento es territorio tópico, recorrido mil veces. Pero según vamos conociendo los personajes, aprendiendo nosotros también El Habla, y sabiendo más sobre el asesinato, vamos entrando en el parque hasta que parece que somos nosotros los que subimos a la noria o disparamos en la caseta (o
shy del tiro al blanco). Un ambiente bien logrado que, curiosamente, es el mismo de
Manuel the Magnificent Mechanical Man y que, más curiosamente todavía, usa como referencia la misma página que yo usé para aprender el vocabulario circense y de parques temáticos:
Carny Lingo, el diccionario de todos los términos circenses.
En resumen: una gozada de libro que, además, tendrás que disfrutar en su forma atómica, porque Stephen King se ha negado a que salga como libro electrónico. Y yo, la verdad, me alegro y agradezco a
RVR el regalo.
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