2014-05-10 13:12
Aquí somos de Indridason de toda la vida, así que al ver que se había publicado
esta novela incluso antes de que se hubiera traducido al inglés, procedí a
comprarlaregalársela a alguien cercano en el objeto de poder leerla lo antes posible. Ya ha pasado por la mitad de la familia, que en general la ha puesto bien, lo que ha hecho que circule por la mesita del salón y la tuviera a mano cuando me decidí a empezar un nuevo tomo. Y lo empecé y me encontré con algo familiar y a la vez inesperado: crímenes en el Reykjavik contemporáneo, que enlazan con una historia de la guerra. Cucha, justo igual que
La mujer de verde. A diferencia de esta historia, no es nuestro
Erlendur y su grupo de policías islandeses los que tratando de solucionarlo, sino Konrad, y un poco por su cuenta. El muerto es un anciano, que al parecer ha sido asfixiado. La muerta de setenta años atrás una mujer que fue estrangulada y cuyo asesino puede que saliera impune.
Lo demás es territorio familiar, quizás demasiado familiar. El padre de Konrad era un timador de poca monta, que a su vez fue asesinado (como el hermano de Erlendur, que desapareción cuando era pequeño). Konrad tiene una hermana con la que no se lleva bien, como Eva Lind, la hija de Erlendur. Y el contexto de la historia, durante la ocupación aliada de Islandia en la segunda guerra mundial, recuerda demadiado a la susodicha Mujer de Verde como para resultar tremendamente original.
Da la impresión de que no se acabó de quedar satisfecho con esa historia y vuelve a contarla; el problema es que se repiten situaciones, temas y casi personajes. Si te gusta el autor, este libro no te va a decepcionar; tiene el pulso, el ritmo y la descripción del ambiente habitual. Pero, por lo mismo, es prescindible y de hecho
las críticas en Amazon son casi unánimes.