2014-10-05 10:44
Me empecé a leer este libro simplemente por tener un poco de trasfondo antes de leer
MaddAddam, que por alguna razón he leído que es buena, aunque sea sólo por la serie de televisión de Aronofsky. O algo. MaddAddam es el tercer libro de la trilogía y concluye esta historia distópica porque parece que ya no existen otro tipo de historias. En este primer libro y desde la perspectiva de Snowman/Jimmy, se cuenta cómo el mundo en el que vive y en el que él posiblemente es el único humano existente llegó a ser como es, a través de su amistad con Crake (Codorniz, supongo) y con Oryx, una chica a la que conoció por primera vez en una web de porno pedófilo.
Sí, estáis leyendo bien. El libro tiene una serie de detalles de este estilo bastante incalificables cuando describe el mundo que precede al colapso y, sobre todo, las actividades de ocio de Crake y Snowman. Un mundo que queda peor construido que el presente desde el que narra Snowman, lleno de posthumanos genéticamente modificados y de animales híbridos y mortales. La peor combinación. El mundo anterior está dividido entre los Recintos y las
pleeblands, pero en realidad no parece haber gran diferencia entre unos y otros, salvo que los Recintos están controlados por compañías y el resto no se sabe muy bien qué. Aunque al principio da la impresión de que en los recintos viven los ricos y fuera los que no, hay diferencias sociales tanto dentro como fuera y tampoco parece tan complicado acceder a los recintos desde las
pleeblands.
La tecnología, desde la perspectiva de 2003, también es algo retrofuturista. Hay webs y móviles y demás, pero no hacen más que hablar de DVDs e incluso CDs, que ya casi son historia (aunque todavía les queda noventa días). Y las motivaciones de Crake tampoco tampoco acaban de ser convincentes, como no lo son las del propio Snowman, que parece simplemente dejarse llevar y, en realidad, tiene un papel relativamente poco relevante en la propia historia, pareciendo más un narrador pasivo que un personaje activo en la trama.
La historia, en sí, tampoco es terriblemente original ni en sus aspectos sociales ni en la narración, que progresa a través de una serie de flashbacks desde el presente de Snowman, que presenta, a pesar de todo, una memoria bastante prodigiosa. La resolución es la esperada en un libro que es parte de una trilogía: ninguna. Así que te acaba dejando una sensación agridulce: es una historia bien escrita, pero no tan bien construida y los personajes, cada uno de ellos, te acaba dando un poco de yuyu. Así que ya no sé si seguiré leyendo la trilogía o me iré a por mi nunca bien ponderado Indridason.