2015-08-03 20:45
El lector avezado habrá visto que faltan dos
slots en el orden de libros reseñados en esta Atalaya. O no. Así que lo digo yo directamente. A su debido tiempo se irán poniendo, pero este está reciente y lo tengo aquí al lado y es una lectura
pulp y sufrida que aguanta todo tipo de desmanes, como ser introducido en una mochila debajo de un montoncito de arena húmeda, una toalla también húmeda y una pala y un rastrillo. O ponérselo para el caso encima de la panza que sí, también está húmeda y salada.
El libro lo aguanta todo sin rechistar más que soltándose un par de páginas que hay que arremeter cada vez que se le agarra, pero el caso es que es una lectura bastante digna que ahorra sufrimientos a lecturas tan dignas o más, pero con menos resiliencia o integridad estructural.
Porque lectura digna es. Una antología de autores de ci-fi de todo tipo, en el que destaca
A Thousand Nights till Morning, una historia postapocalíptica que, en realidad, no tiene nada que ver con la portada y que sería bastante mejor si hubieran hecho algún intento de que fuera plausible, incluso dentro de lo implausible que es la ci-fi en sí. La historia comienza con una invasión a la Tierra de unos bichos llamados los Nunkis vista desde una colonia marciana creada para desviar un meteorito. Sin mucho espóiler, lo que sucede a partir de ese momento es una sucesión de acciones que primero no se explicitan y segundo aparentemente no tienen mucha relación con las leyes de la física. La salva, a medias, el protagonista principal, un psicólogo con problemas de ansiedad y todo tipo de nudos anudados, expresión que, además, usan repetidamente en el texto. Podía haberse salvado si hubiera intentado ser un pastiche cincuentero o cuarentero, pero ni siquiera lo intenta, ni por lenguaje así que, a pesar de que me ha gustado, la implementación se queda bastane corta.
Wild Honey es bastante mejor en ambiente y en el tema abejero-mielero que usa, pero se queda un tanto corta. Y quizás la mejor, para mi, es
Caisson, que partiendo de la historia, muy bien ambientada, de la construcción del puente de Brooklyn introduce un elemento fantástico inesperado pero totalmente plausible.
En resumen, un
pulp que acaba reflejando las vicisitudes por las que pasa en su piel y que resulta entretenido si se lee al lado de un curso de agua.