2003-04-30 22:51
Cuando ando por madrid, tengo la misma sensación que cuando envío un explorador en
Age of Empires para que vaya desvelendo el mapa. Según se van descubriendo las diferetnes zonas, te das cuenta que donde antes sólo había vacío, ahora hay un océano, o un río, o un bosque.
Según vas andando por Madrid, los numeritos y nombres de calle en el plano se van interiorizando e incorporando a tu sentido de la orientación, y poco a poco, de pie en el centro de las Españas (u séase, la Puerta del Sol), vas siendo capaz de girar la cabeza a lo TErminator y pensar: a 20 minutos andando, en esa dirección, está Moncloa; a quince minutos,e n aquella, el Thyssen; a 10, en aquella otra, el Reina Sofía; a su vez, en cada uno de esos puntos vas teniendo una percepción espacial de la ciudad como un todo.
Pasa en todas las ciudades, claro: primero la percepción es inconexa, y en un barrio eres incapaz de decir si otro barrio está pacá o pallá (yo hasta hace poco colocaba a Móstoles más o menos por Tres Cantos); pero poco a poco, según vas visitando, y, sobre todo, andando, los nodos disconexos del grafo que para tí que para tí es esa ciudad se van convirtiendo en caminos hamiltonianos, de forma que eres capaz de establecer mentalmente una ruta de uno a otro.
En ese momento se puede decir que has alcanzado el zen, la totalidad, de esa ciudad. Yo todavía no he llegado a eso. No tengo ni idea de dónde queda Orcasitas, ni Parla, ni el Pozo del tío Raimundo, por no mencionar la carretera de Extremadura. Pero supongo que, poco a poco, todo irá llegando.