2016-01-16 11:52
Retomando las buenas costumbres de leer y tratando de que no disminuya la cantidad de libros un año más, me engancho a los clásicos. Harlan Coben lo es por
la cantidad de libros suyos que he leído y reseñado por ahí, pero también porque tiene una fórmula que, como en todos los buenos escritores, o la menos en los escritores buenos, funciona. Es una fórmula que puede acabar empachando, sobre todo si te zampas dos libros seguidos, pero por lo menos te garantiza entretenimiento, arenques rojos a punta pala y una buena cantidad de diversión.
La fórmula se basa en personas desaparecidas, cambios de identidad, personajes con fuerza interior y también exterior, todo ello aderezado con gran ambientación y personajes secundarios con una entidad y motivación muy bien delineada. En muchos casos, además, son series con personajes comunes: en este caso Myron Bolitar, más que nunca ayudado por su acaudalado y fortachón amigo Win. Que empiezan yéndose a París cuando lo llama un antiguo amor, y continúa por los Estados Unidos y, siempre, por Nueva Jersey, el estado natal de Coben.
En este caso, si hay algo poco realista es la actitud de Myron Bolitar en París, envuelto en un asesinato y saliendo sin un gran problema de la escena. En realidad, se habría visto envuelto en un marrón importante que ni su amigo Windsor habría sido capaz de levantar. Las escenas europeas suenan, en general, raras y el ambiente policial se parece más, a pesar de suceder dentro de la Conciergerie, a uno americano que a cualquier otra cosa.
Pero cuando se vuelve a los USA el territorio vuelve a ser familiar.
En resumen, ni más ni menos que lo que uno iba buscando: entretenimiento puro y duro, personajes sólidos y situaciones plausibles, pero mucho más, quizás por desconocimiento, en Estados Unidos que cuando se desarrolla en sitios más familiares, como París. Recomendable.