2016-12-04 20:28
Las exposiciones universales tienen su gracia, salvo la de Sevilla, que tuvo algo de malaje sobre todo porque con lo que costó por pocas si la contamos. Para los sevillanos trajo el AVE, la isla de la Cartuja y el parque de atracciones Isla Mágica, ninguno de los cuales he tenido la ocasión de visitar. Tampoco es que las exposiciones universales del siglo XX tuvieran punto de comparación con las del siglo XIX, la época de la expansión de la industria, de los descubrimientos, de infinitas posibilidades, todas las cuales en un formato y lugar que pudiera, eventualmente, generar beneficio económico, una de las preocupaciones principales de la
Exposición Universal de Chicago, que es de la que trata este libro, evento que, como nuestraa Expo, terminaría a la vez que comenzó una grave crisis económica en los Estados Unidos, una de las causas de que se quedaran para ellos lo poquito que quedaba del imperio Español, Cuba y Filipinas. Lo digo para meter como cuña mi
Historia Lógico Natural, que se desarrolla en esa época, pero también para justificar la lectura de un libro de este periodo histórico convulso y prometedor.
Pero se ve que hablar de cachivaches, la noria por ejemplo, que se construyó por primera vez para esta feria, no era suficiente, y también se cuenta la historia del
asesino en serie H H Holmes, un menda que se cargó a no sé cuanta gente, y no lo sé porque nadie lo sabe, muchos de los cuales iban a Chicago atraídos por la susodicha feria, como turistas o como currantes.
Y el libro está bien. Está detallado, introduce a los personajes de forma precisa, pero de alguna forma son dos libros. Hay muy poco contacto entre una y otra historia, aparte del obvio. Y curiosamente la epopeya de la feria, sus altibajos monetarios y de fama, son bastante más interesantes que la rutinaria exposición de los presuntos crímenes y cómo van a suceder. La historia de Holmes da para una miniserie tipo True Detective, o para una investigación contada de otra forma. Pero el narrador omnisciente no ayuda y al final es la parte más aburrida del libro.
Libro que, aparte de eso, recomiendo. Aunque el hecho de que lo haya leído a lo largo de 7 meses, intercalándolo con otros, quizás no sea una buena recomendación. Si te lo lees así, no te vas a aburrir, sobre todo porque cuando lo hagas te pones con otro y listo.