2016-12-18 11:26
Los lectores habituales de esta Atalaya devenida bitácora de reseñas literarias, los tres, se estarán preguntando, "¿Qué es esto? Un bestseller. ¿Dónde ha quedado el malditismo? Esta Atalaya ya no es lo que era. Tú antes molabas". O algo así. Leer libros que no ha leído absolutamente nadie es lo que mola, y en mi "The Pila" tengo montones donde elegir. Incluso libros que han leído algunos. Pero era joven, fui a la FNAC del centro comercial Nevada y qué queréis, caí. Tenía una portada negra. Era un policial. Los policiales con portada negra molan.
No cometáis el mismo error. Esa es mi conclusión casi-libre-de-escabeche.
Pero no os quedéis con mi palabra. Os voy a poner aquí abajo algunas de las razones, diálogos extraidos del libro y que he ido marcando, sin ningún orden en particular:
(en una escena de un crimen)
... le había regalado un carísimo frasquito de aquel perfume, que apenas se había puesto un par de veces; a James le gustaba, pero a ella las mareantes notas de sándalo le resultaban empalagosas ...
(hablando con expertos)
¿ustedes podrían realizar un análisis de ADN, por ejemplo, de una muestra mineral, animal o humana?
(énfasis mío)
al Bear Observatory of the Pyrennes
(énfasis mío. Esto es de la 36ª edición)
Sí, Aínsa tuvo que tener gran relevandia en el medievo, sobre todo por su estratégica situación, un lugar privilegiado, entre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de los Cañones..
(parques todos ellos establecidos por Enrique de Trastámara, y que eran la clave para el control del lucrativo turismo de naturaleza que se practicaba en aquella época; dato, por otra parte, fundamental para establecer quién es el asesino).
Empecé por una Bultaco Mercurio y una Montesa Impala 175 sport, y desde entonces he restaurado cuatro con ésta, que es una Ossa 175 sport
(donde la prota se encuentra con un personaje de "Empeños a lo bestia", al parecer)
Posó la mirada en las llamas que bailaban lamiendo un tronco y cuando James le tendió la taza de humeante infusión supo que había perdido unos minutos en el hipnótico calor del fuego
(donde deseas que la prota no estuviera apuntada a Netflix y cayera de repente en el programa "Troncos ardiendo" porque te llena dos párrafos del tirón. Y donde te das cuenta que se perdió la clase del taller de escritura donde dicen que se deben evitar los epítetos).
El negó, descubriendo ante Amaia todo el saber que escondía bajo la apariencia del joven subinspector que era
(sigue una perorata de una página, incluyendo frases como "... y fueron obsesos medio enfermos como el inquisidor de Bayona, Pier de Lancré... ", que, además,
está mal escrito, una vez más, 36ª edición)
Y ya, para terminar, la cita "No sin mi arma"
James, soy inspectora de policía, no puedo trabajar sin llevar mi arma
(el diálogo completo es absolutamente de traca)
Después de todo esto, no sé qué más puedo añadir. La historia no hay por donde cogerla. Es una trama supuestamente policial, que se mezcla con historias tradicionales del pueblo de Elizondo, de donde es la inspectora, pero los cadáveres se acumulan sin que a la inspectora se le ocurra absolutamente nada ni parezca que le preocupe lo más mínimo, se añaden elementos supuestamente mágicos que parece que están ahí como un arenque rojo que se le ha ido de las manos, los personajes secundarios son todos unos sabihondos insoportables que hablan sin ton ni son, usando los mismos registros, sin rastro de personalidad, la ambientación, fuera de repetir obsesivamente nombres de calles, es nula y el
sense of place que resulta imprescindible en cualquier novela negra no acaba de cuajar, la
backstory de la inspectora, que es para mi lo más, o lo único, atractivo de todo esto, está metida con calzador, aparte de repetir también de forma cansina lo de los estudios en Quantico, Virginia, unos personajes secundarios que son de cartón piedra, unas víctimas que no reciben ningún respeto... En novela negra y en policial es esencial que el detective empatice con la víctima, que la haga humana. Si no, te trae sin cuidado que hayan matado a cuatro o a cuarenta.
La técnica literaria supongo que habrá mejorado en lo sucesivo, pero no hay ningún capítulo que termine donde debe terminar, no hay
cliffhangers, terminan en frases lapidarias, sin hacerte desear empezar el capítulo siguiente y sobre todo sin que la mayoría de los capítulos y escenas hagan absolutamente nada para avanzar la trama. El personaje principal no crece, los secretos no se revelan, es como un montón de páginas de la Wikipedia mal transcritas y barajadas y arrojadas sobre una trama policial que darían, todo lo más, para un episodio de "Los misterios de Laura". Sólo que, en este caso, habría sido más entretenido y seguramente mejor escrito.
Sé que el hecho de que haya dado lugar a una trilogía y eventualmente a un premio Planeta no hace esta opinión precisamente popular. Pero desde luego no es
la única:
Las descripciones de los paisajes y el pueblo son excesivas, la historia personal es excesiva, porque no tiene nada que ver con el resto de la trama, aunque muchas veces da a entender que es así. Y el final, precipitado y simple, es decepcionante.
O, este, titulado
Mayúscula decepción:
La trama familiar es disparatada. Personajes simplemente trazados y claramente caricaturescos: la hermana mala, pero mala mala, el marido bueno, pero bueno bueno, la madre parece un personaje de “walking dead” más que una enferma mental.
Como dice esta misma crítica, en España hay opciones excelentes. Id a ellas en vez de dejaros seducir por las treinta y pico ediciones de este truño.