2018-03-17 20:54
Oteé
este libro antes de ir a Colombia como uno de los más representativos de la historia del país, uno de los
siete libros para entender los 50 años de guerra en Colombia, que comenzaron con la muerte de Eliezer Guzmán,
de la que hablé en mi diario santafereño.
Cuando hablas con personas que se hallan inmersas en la violencia, sea en Palestina, Sudáfrica o la misma Colombia te sorprende como la incorporan a su experiencia cotidiana, como acaba formando parte de su humor, de su rutina y hasta de su amor. Y cómo también, a la vez que quieren dejar atrás esa etapa, quieren que no se olvide para que no vuelva a ocurrir, pero una vez que has estado cincuenta años en guerra, la propia paz y la idea de la misma es polémica y acaba entrando a formar parte de la política. Colombia
rechazó el acuerdo de paz, y al habla con las personas que allí conocí, había tantas a favor del acuerdo como en contra. Se podían entender unas y otras posturas, pero quizás la primera conclusión es que, interiorizado el estado de guerra e incorporado al imaginario como un elemento más, la paz significa cambio y no siempre el cambio es para bien. De hecho,
el estado de paz actual también incluye ataques a convoyes militares con varios muertos, con lo que todo, la violencia como la paz, es relativa.
Pero viene todo esto a cuento de este libro. Evelio Rosero es un autor con varias novelas que reflejan lo retorcido de la vida cotidiana y las personalidades patológicas que se suelen admitir, sin mucha reflexión, en los barrios y ciudades. En este, además, incorpora el estado de guerra. San José, una localidad imaginaria donde vive el protagonista, Ismael, un anciano
voyeur cuya mujer desaparece tras el ataque de un "ejército" de entre los muchos que pululaban por Colombia en esa época: paramilitares, narcos, guerrilla, ejército, policía... Una persona que va contemplando, también como voyeur, el descenso a los infiernos del pueblo, con escenas progresivamente dantescas en las que Ismael va perdiendo la esperanza de volver a encontrar a Otilia, su mujer, también anciana, con vida y donde la única esperanza es la de evitar convertirse, también, en uno de los demonios que atormentan al resto de los inquilinos de ese infierno.
El libro es absolutamente demoledor, y también extraordinario. El personaje principal roza la redención, para volver eventualmente a caer a un círculo inferior. Al final, no entiendes demasiado, pero a la vez comprendes bastantes cosas. Un libro, por tanto, verdaderamente recomendable.
Que será seguido por otro libro que trata del evento que comenzó todo: El Bogotazo. Algo de lo que oyes hablar, día sí y día no, en Bogotá, porque también, entre otras cosas, alteró el paisaje urbano. En breve en este blog.