2018-07-28 19:45
Se trata de un libro viejuno. Las portadillas dicen que la edición es del año 1957, o sea que ya ha llovido desde entonces. Ni siquiera parece estar ya disponible en libro físico, sólo en la edición Gateway de libro electrónico que enlazo.
Me lo compré por dos euros en una librería de viejo en Caen, en la región de Calvados, en Normandía. Estaba más o menos en donde muestra la foto.
Es decir, aproximadamente debajo del cuadro de la Virgen del Carmen (o su equivalente francés), en un aparador cubierto de libros y donde había montones de novelas en inglés, de la misma edad, más o menos.
No sólo me lo compré por el hecho de que en tales circunstancias me es difícil resistirme a la compra compulsiva, sino porque
Fredric Brown es bastante conocido, con un estilo peculiar de humor en un género que no se presta tanto al mismo. ¿Un pícaro en el espacio? ¿Fredric Brown? De cabeza al mismo.
Vale, pues este no es ese Fredric Brown. El libro cuenta la historia de un planeta pensante que llega al sistema solar. El otro Fredric Brown habría hecho un montón de chistes con eso, ¿no? Pues este no. La historia, en realidad, habla de un ladrón, Crag, al que trincan en los primeros capítulos, y al que a cambio de no cargárselo o "psycharlo", el juez Olliver, que es también político, le hace un encarguito.
Crag es una prenda de persona humana, y no puedo decir mucho más sin desvelar la trama, que va por vericuetos bastante predecibles, por otro lado. Es un libro pulp, de serie B, típico del modo de pensar de aquella época, y que resulta entretenido a ratos pero tremendamente predecible. Por lo fungible, apto para piscina y lectura en lugares donde peligre el papel de la misma, pero poco más. Totalmente prescindible.