2019-12-24 12:58
Hace ya unos cuantos años me leí
HHhH, del mismo autor, que contaba la historia de los partisanos checos (y eslovacos) que lograron ejecutar a Heydrich en Praga. Este verano visité la cripta donde se ocultaron tras el atentado, en la iglesia de Cirilo y Metodio en Praga.
No sé si por eso, o por cualquier otra razón, me compré este libro, que muestra en la mancheta muy claramente de quien estamos hablando, y en su portada, un detective con una lupa en tonos de gris. ¿Estamos ante la investigación de un asesinato? Pues algo así.
Pero el tema del libro es otro diferente. Habla del lenguaje y cómo se puede usar para conseguir efectos inmediatos, para romper la voluntad de las personas y que haga lo que uno desea. Algo de lo que habla también
La dama número 13, de José Carlos Somoza y en
Lexicon, de Max Barry. Pero Laurent Binet es francés, así que coloca la trama en el momento en que Giscard se enfrentaba a Miterrand por la presidencia de Francia, un momento en el que
un debate entre los dos televisado decidió a muchos. El discurso, en este caso, ganó voluntades y mentes.
Y en ese hecho histórico, la muerte de un académico, que abre la novela, pudo tener una considerable influencia. En esa muerte desapareció una descripción de esa séptima función del lenguaje, y con ella tratan de hacerse los servicios secretos búlgaros, el gobierno francés, un comisario pasado de vuelta y un profesor de semiótica, que se convierte así en el Watson de esta trama chusca por la que se pasean Andropov y Umberto Eco, y personajes de la intelligentsia francesa, un club de la lucha que en realidad es de simples debates, en una especie de camarote de los hermanos Marx intelectual del que, al final, uno saca poco y donde para alguien poco versado en el posmodernismo y las artes del debate poco hay que rascar.
Es una novela que se cree demasiado a si misma y, aunque resulta entretenida, confía tanto en las referencias externas que resulta a veces difícil de seguir. Así que no voy a esperar ansiosamente a que el autor saque la siguiente novela. La séptima función del lenguaje no ha funcionado conmigo.